Montañas Rocosas, Canada
Walter Kaminsky y sus cuatro hermanos llevaban ya unas cuantas horas en aquella ladera. Apenas quedaba rastro de las últimas nieves del invierno oculta entre las enormes raíces de los árboles y el canto de los pájaros silvestres podía oirse sobre sus cabezas. Walter había llegado a aquel paraje con sus tres hermanos, sus dos hijos y Cindy, la prometida de su hermano, el pequeño Zeke. Seguramente los cervatillos ya estarían jugueteando alejandose del rebaño. Dificilmente volverían a casa sin una presa.
Sobre un tocón envejecido descansaba el termo aun humeante con el chocolate que su mujer le había preparado. Una nota sobre su dorso rezaba “No te bebas más de media taza, ya sabes lo que dijo el doctor sobre tu azúcar”.
El termo cayó con el impacto de un craneo ensangrentado. Dos afiladas cuhillas hicieron su trabajo arrancando toda la carne del blanco hueso. La criatura envainó las cuchillas y tras limpiar la calavera con un pulverizador la colocó en su cinto. Siete presas, no esta mal, pero dos de ellas eran solo cachorros aunque estuviesen aramdos. No, había llegado allí a por algo mucho más grande, una presa única por la que su nombre sería recordado durante generaciones en su tribu. La criatura se adentró entre los árboles fundiéndose entre las sombras sin dejar mas rastro que una pila de cadáveres.
La brisa matutina junto al zumbido de las moscas hizo que Hulk se despertase. Aun estaba manchadi de sangre y junto a él permanecían los restos de los dos osos que se comió anoche. Andando unos cuantos metros de manera torpe, el coloso verde llegó hasta la cornisa de el elevado barranco que tenía a sus pies. El gigante se quedó inmóvil durante cinco segundos para después lanzar un bostezo mientrás alzaba los brazos al cielo. Escupiendo las flemas de su garganta a la vez que se rascaba los huevos ruidosamente, el coloso esmeralda se sintió en paz por primera vez en mucho tiempo. Quizás al fin había encontrado un hogar para él.
De repente, una fuerte explosión sacudió sus espaldas despeñándole por el acantilado. Cayendo sin poder hacer nada, Hulk intentó asisrse a las paredes con sus poderos puños. Sin embargo la roca se descomponía entre sus dedos como una galleta en manos de un niños. Lo único que Hulk podía hacer mientras caía era lanzar un grito de desesperación que podría haber levantado a los muertos de su tumba. Las copas de los abetos en varios kilometros a la redonda temblaron cuando se produjo el impacto contra el duro suelo. Después solo el silencio que sigue a la tormenta.
Un mar de rocas sepultaban ahora a la enorme bestia. Junto a los restos del alud se hizo visible la apariencia de una criatura de otro planeta. Un simple botón de su brazalete debería ponerle en contacto con su nave. No podía ser así de fácil, aunque quizás hubiera sobreestimado a su presa. Los indicadores marcaban radiación por todos lados, pero ni los signos vitales eran algo difusos. El alienígena se vio repentinamente sorprendido cuando las rocas empezaron a volar por los aires. Mierda, modo invisible ya! Un cascote disparado como un proyectil de piedra golpeo el costado del alinígena derribándolo contra el suelo. Los jodidos monitores no hacían otra cosa que indicar fallo del sistema mientras que el hacia lo posible por no morir aplastado. Inmerso en la nube de polvo el cazador quedó paralizado cuando un nuevo alarido helo su sangre. Toda la vida se detuvo con aquel grito.
Sintiendo como unos poderosos pasos se aproximaban hacia él, tomo su arpón entre las manos. De repente todos sus movimientos se hoicieron torpes y nerviosos, tanto que nisiquiera supo reaccionar al infierno que se le vino en lo alto. Sin previo aviso, dos brazos grandes como torres empezaron a golpear todo lo que tuvieran a su alcance mientras que la criatura no hacía más que balbucear frases sin sentido.
- ¡¿Quién ha tirado a Hulk?! ¡¿Quién lo ha bajado de su montaña?! ¡¿Ha sido hombre carca azul?! ¿Hippy de olor raro? ¿Mujer desnuda pequeñita calentona?
Forzando su agilidad al límite, el alienígena conseguía escapar a duras penas de los descomunales brazos. Girándose sobre si mismo disparó el cañón de su muñeca para ser bañado de salpicones de jugo verde. El cazador volvió a tomar posición mientras oía los alaridos de la bestia. Otro disparo y... De repente lo único que el depredador podía sentir era dolor. Una descomunal mano rápida como un proyéctil lo aferró con una fuerza imposible aplastándolo contra el tronco de un árbol. Mientras sentía como la armadura cedía clavandose incrustandose en su carne, llegando hasta sus organos vitales....
- Cucaracha con greñas se creía muy lista, cucaracha creía que podría sorprende a Hulk, pero Hulk le demostrará como aplasta las cucarachas...
- <<Cucaracha... ah-ha-ha-haha>> - ¿Qué dice tio greñoso?
El depredador pulsó un botón de sus cinturón y de repente quedó libre mientras que Hulk se agitaba dolorosamente apretando sus manos contra los laterales de la cabeza. El ultrasonido funcinaba tal y como esperaban. Sin tiempo que perder, el alienígena cargo su cañón láser mientras que con la otra mano y hacía lo posible por controlar sus hemorragias. Su satisfacción se terminó cuando se dió cuaneta de que el caón no funcionaba. Mierda, esa mole se había cargado los sistemas de combate de su armadura. Sin tiempo que perder, el cazador decidió arrancarse su armadura -casco incluido- para avalanzarse sobre la bestia esmeralda puñal en mano. Mientras caía sobre Hulk podía sentir el calor de sus ojos pequeños cargados de furia clavanosé en sus retinas como una aguja. La sangre verde empezó a inundarlo todo cuando ambas criaturas se enzarzaron en una danza macabra amparados bajo el ramaje de la arboleda.
El predador sentía como los dedos de la colosal criatura aplastaban su carne como si fuese una colilla, pero eso no le detendría, no ahora, todo su mundo era un puñal hundiendose en la garganta de la bestia. No necesitaba artefactros para acabar con uina bestia sin cerebro, no necesitaba nada más que sus propias manos. Él era descendiente de una estirpe de guerreros, de los más poderosos de Odru-Edara y solo cabía dos opciones, la victoria o la muerte, pero... Joder. La piel de aquella criatura era realmente dura. Sabiendo que si no se apresuraba en quitarle la vida, no llegaría a ver su muerte, el alienígena tomo su lanza de batalla dispuesto a llegar a su cerebro atraves del ojo. Un grito de dolor salió de sus fauces cuando Hulk le partió el brazo dejandole sin su arma.
Desesperado, el alienígena arrancó el puñal de la garganta de Hulk para golpearle la cara despellejandola. Mientras el coloso verde lanzába un grito de dolor y rabia, el extraterrestre intrdujo su brazo roto en sus fauces para sentir como estas se cerraban al instante triturandolo como un trozo de pastel. Haciendo un último acopio de fuerzas, el depredador tiró en dirección contraría al gigante sintiendo como el tejido de su brazo se desgarraba y sus ganglios sensitivos se rompían dolorosamente uno a uno.
Caido en el suelo tras desprenderse de su propia extremidad, no volvió la vista atrás para ver como Hulk salía tras él con una mano en el cuello, la única idea en la mente del extraterrestre era ¡correr!. Apenas fueron unos metros cuando una fuerte explosión le lanzó por los aires. La boca de Hulk se había convertido en un geisher de líquidos verdes y negros. Mierda... estaba echando hasta la hiel. A penas pasó un segundo para que aquel bosque se convirtiera en un auténtico de infierno por medio de un Hulk malherido henchido de cólera asesina que destrozaba todo a su paso sin poder dejar de sangrar. Sin que nada pudiese mantenerse en pie con semejante furia desatada, los árboles empezaron a caer amenazando con aplastarles. Sin otra cosa que poder hacer que correr el depredador emprendió su huida del campo de batalla. Con suerte saldría con vida de esta, con mucho más que suerte. Ya se ocuparía de la bestia más tarde.
Horas después:
Cae la tarde en las montañas. Las heridas del cazador son ahora un recuerdo doloroso. Todo gracias a los cauterizadores de su planeta. Ha pasado toda la tarde oculto entre las sombras. Aun sin su sistema de invisibilidad, es un esperto en ello. Siente que su enemigo aun esta vagando entre los árboles, como su aliento entrecortada y malherido se desliza entre las ramas, buscándole para vengarse. Que venga, le estará esperando pacientemente mientras la rabia le deseperá.
Un sonido a sus espaldas hace que el alienígena se preparé para la batalla. No puede ser... ¿Cómo puede ser tan silencioso? De repente una ráfaga de balas sale de entre el follaje golpeandole con saña. El fluido verde de nuevo corre por su torso y no tiene otra cosa que hacer que huir de allí. De nuevo huyendo, empieza a correr todo lo que puede, pero las balas parecen salir de todos lados hiriéndole sin piedad. Todo acaba cuando un cepo electrico le golpea derribandole inconsciente.
- <<Lo tenemos comandante, la segunda incertidumbre ha sido capturada>> - Excelente. ¿Se trata de otro furtivo? - <<No hay duda señor>>
El Comandante Jhon Walker se acercó hasta el cuerpo del alienígena mirándolo con desprecio mientras que con sus dedos tomaba un pegote de su viscosa sangre de una herida de su torso. - ¿De dónde coño sales tú engendro? Avisad a Furia, decidle que no hemos atrapado a su tránsfuga, pero que tenemos algo que puede resultarle muy interesante.
Mientras los operarios de SHILD intorducían a la bestia en un furgón blindado. Muy lejos de allí, un tipo sin apenas ropa deambulaba sobre la hojarasca mientras que intentaba sin éxito protegerse del frío con sus brazos.
- <<Joder, ¿Qué mierda comería anoche? ¿No hay ninguna farmacia por aquí? Cómo no consiga pronto un AlhmanR me va dar algo>>
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